jueves, 14 de agosto de 2014

Síndrome de las "vacaciones planeadas"

Unas "vacaciones planeadas" son, para mí, ese período sin clases en el que uno tiene miles de ideas, tantas ganas de hacer un poco de todo, sentir que el tiempo alcanza y al mismo tiempo limita, porque se va a hacer tanto, pero tanto... Hacer esas cosas para las que no se tiene espacio durante el semestre. 



Suena muy bonito. El caso es que pocas veces se cumplen esas intenciones, y entonces se cae en el síndrome de las "vacaciones planeadas". Lo que sucede es algo como lo siguiente: 


Pasa la primera semana y el estudiante vacacionista se da cuenta de que se la ha pasado durmiendo, viendo la televisión o usando la computadora, el celular, la tablet, etc., comiendo el desayuno-almuerzo a la una de la tarde y echado en el sofá haciendo actividades que exigen poco movimiento físico. No pasa nada, es la primera semana.

Llegan las semanas dos y tres y el estudiante vacacionista descubre que todavía no se siente recuperado de tantos madrugones durante el semestre, que hace falta dormir más. Ha empezado a ver nuevas series, o ha encontrado sitios pierde-el-tiempo-sin-notarlo del tipo 9GAG y Tumblr, o no puede levantarse porque la noche anterior salió de fiesta. Qué ganas de empezar con las "vacaciones planeadas"... Pero bueno, es necesario recuperarse completamente. Sería de locos dedicarse a los planes con tanto cansancio. Y es que no pasa nada, son solo las semanas dos y tres.

Luego vienen los días o las semanas anteriores a la penúltima semana de vacaciones. El estudiante vacacionista se ha reunido con más amigos, ha ido a la playa, se ha visto fascinado por su capacidad de comer cualquier cosa a cualquier hora y el pulgar todavía no se cansa de bajar y bajar en Facebook o Twitter, o cualquier otra red. ¡Qué buena vida! Sin tareas, sin estrés... ¿Sin estrés? No siempre se tiene esa dicha. Para quienes sufren el síndrome de las "vacaciones planeadas", de cuando en cuando vienen los pensamientos de no estar haciendo todo eso que se quería hacer. Pero es que las vacaciones también son para "perder" el tiempo... Y todavía faltan otras dos semanas.


Fuente.


Llega la penúltima semana y el estudiante vacacionista, si no ha perdido la esperanza, junta todo lo que quería hacer en varias semanas y lo distribuye en solo dos. Se da cuenta de que todavía hay tiempo. Si tiene suerte, logrará hacer la mayor parte de sus "vacaciones planeadas". ¡Qué bien! ...hasta que llega la mitad de la semana y ahora hay que distribuir todo de nuevo, pero en diez días. Solo queda poco más de una semana...

La última semana aparece de repente (sí, sin previo aviso, nadie la vio venir) y el estudiante vacacionista con el síndrome de las "vacaciones planeadas" llora por dentro. Ha logrado hacer algunas cosas, pero también le duele no haber aprovechado las mañanas de dormir hasta tarde, aunque en el fondo no se arrepiente; en fin, emociones contrarias lo invaden. Pero luego, el estudiante vacacionista hace un repaso a su verano (o a su período de vacaciones en invierno, dependiendo del país en el que se encuentre) y se da cuenta de que no estuvo nada mal. De acuerdo, no consiguió todo lo que quería hacer. Pero, ¿de verdad vale la pena preocuparse por ello?


Por supuesto que a esas semanas se agregan el trabajo temporal y/o las prácticas en las que el estudiante vacacionista haya decidido involucrarse. No las tomo en cuenta porque, aunque entran en la lista de cosas por hacer en las "vacaciones planeadas", ya es algo controlado por alguien más, así que el estudiante se ve obligado a cumplir con ello. El resto de planes están bajo su responsabilidad total, y por eso siente culpa, es como si se decepcionara a sí mismo. Pero esa culpa suele irse al comenzar clases, y al ver atrás, ¡pero qué vacaciones! ¡Ojalá se repitieran!

Y entonces el deseo se cumple y el ciclo vuelve a comenzar meses después.


Fuente.


Todo esto, al menos, en mi experiencia y en la de amigos cercanos. Ya sabrá cada quien qué agregar o quitar.

2 comentarios:

  1. Y bueno, no sabes cuán acertada es esta entrada.
    Me pasó, me acaba de pasar, me pasa y me seguirá pasando.
    Siempre es un deleite leer cosas tuyas, es impresionante como me haces sentir participe del texto.
    Acertado es la palabra.

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  2. ¡Ya eres parte del club! Pero esta es la gracia de las vacaciones, supongo.
    Muchas gracias, lo que dices acerca de leer cosas mías significa mucho para mí.

    Un saludo,
    Andrea

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